viernes, 8 de mayo de 2009

Hasta que dejes de respirar


Hasta que dejes de respirar,
Técnica mixta sobre cartón, 60x90 cms. 1998


Esta imagen corresponde a uno de mis primeros óleos, realizado durante mi etapa como estudiante en la BUAP (1998). La pintura nació en la materia Medios y Técnicas de Representación, impartida por el maestro Gonzalo Fernández, un docente de carácter afable y relajado, que fomentaba en sus clases un ambiente de libertad para la creación y el desarrollo técnico.

Al inicio del proyecto nos indicó que cada alumno debía elegir una técnica pictórica para desarrollar un tema libre, mientras él fungía como orientador durante todo el proceso. Algunos compañeros trabajaron con acuarela, acrílico, grafito, tinta china o pasteles —lo más clásico—; otros se inclinaron por técnicas como el repujado, el grabado o incluso la aerografía. El resultado fue un panorama de proyectos tan diverso como interesante.

Yo opté por el óleo, apoyándome en gesso granulado para dar textura y volumen a ciertas áreas. En aquel entonces, la música de Caifanes era mi compañera constante, y me inspiró a retomar el título de una de sus canciones para mi obra, dándole un sentido ambientalista: “Hasta que dejes de respirar”. Aunque la letra, tan subjetiva como la obra de Saúl Hernández, no aludía de manera directa a la ecología, decidí nombrar así mi pintura.

El lienzo, de estilo cubista, presenta como figura central a un canguro sentado sobre una máscara antigás, en medio de un paisaje árido y desolado. La escena transmite el desconcierto del animal y simboliza la destrucción del planeta a causa de la contaminación humana.

Tras casi dos semanas y media de trabajo entre bocetos y ejecución, surgió este cuadro de 60 x 90 centímetros, lleno de colores complementarios y figuras extrañas. Recuerdo que, por su tamaño, más de una vez me ocasionó dificultades en el transporte público entre mi casa y la universidad. Fue la obra más grande -por su dimensión- que había pintado hasta entonces y aunque el resultado no terminó de convencerme, nunca quise deshacerme de ella, era un vínculo con momentos entrañables. La conservé a pesar de las innumerables mudanzas posteriores y cuando dejé la ciudad de Puebla, me la traje conmigo. Más tarde la mandé enmarcar, hasta hoy, permanece en casa de mis padres como un testigo mudo de mis primeros pasos en la pintura.


2 comentarios:

Marvin Valero dijo...

estoy engentado, anonadado de ver tanta creatividad desbordandose por las orillas de mi pantalla...simplemente el espacio en que no estás se derrama por cada tecla de esta humilde laptop...un 10 !!! compadre!!

Anónimo dijo...

Todavia tengo en casa el boceto en tamanio carta de tu ilustración, la había rescatado de ir al basurero al terminar la clase; la encontré tirada, no sé ni por que la guardé ... pero me traía gratos recuerdos de nuestra época como estudiantes cuando me tocaba hacer limpieza de mis papeles archivados. Hace ya un buen tiempo de esta pintura. Me parece que la hiciste en 4o o 6o semestre, aún no era el '98 tal vez '96 . Lamentablemente allá quedó ... en México, espero poder regresar pronto y por que no ..."pedir que autografiaras tu boceto"... Saludos con alegría companiero.
Joy.